Wednesday, August 22, 2007

Santo Dios...


Tanto tiempo sin escribir que ya me siento algo oxidada, pero no creo que sea de preocuparse, eso de expresar lo que siento jamás ha sido un problema, hablar sin cesar y sin pensar se me da bastante bien y por ende supongo que escribir lo que hablo es igual de fácil.


Empezaremos entonces por el principio, aunque no estoy completamente segura de cuál es, creo que todo empezó una noche de invierno, cuando la primevera comenzaba a verse venir y planes eran construidos con una base individualista, con principios de "uno", con miras a un solo lugar.


Luego la transformación vino, los planes cambiaron, los principios se convirtieron en algo ridículo sin voluntad ni capacidad de seguir y la mira... la mira se borró.


Nunca he creído en la autenticidad de las obras de un escritor, siempre he pensado que sólo acumulan vivencias y luego hacen un recuento de las mismas, un muy buen recuento, en algunos casos, es por eso que no quiero ser escritora, no quiero contar mi vida ni hacer un recuento de la misma, sólo quiero un poquito de espacio, sin revelar demasiado.


Las cosas cambian, la vida cambia, uno mismo cambia, no se sabe cuándo ni cómo, simplemente pasa y no hay nada qué hacer para pararlo y mucho menos para remediarlo, lo único que se puede hacer es aprender a navegar las olas del cambio y así no nos agarren desprevenidas.


Mi vida cambió y todo en lo que creía se transformó, llegué a un lugar en el que jamás pensé estar y ahora que estoy aquí, no quiero que me tome desprevendida, sé poco a poco todo retomará su lugar y las cosas volverán a donde deben estar, sólo es cuestión de tiempo... lo sé...

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